10 de maio de 2018 Miguel Gutiérrez-Peláez

 
Seguramente Sigmund Freud (1856-1939) y Friedrich Nietzsche (1844-1900) acordarían en que los artistas mantienen cierta anticipación sobre los filósofos y los psicólogos. Por un modo particular de disponer el entendimiento y configurar y des-configurar la realidad, logan arribar a conclusiones que posteriormente otras ramas del conocimiento solo alcanzan con mucho esfuerzo. Sin duda el arte, aunque más específicamente la literatura, se anticipó a la comprensión psicológica del tiempo que posteriormente puso en evidencia el tratamiento de personas que habían atravesado experiencias traumáticas.

Cuando Freud planteaba que esos dos a priori kantianos para la configuración de toda experiencia, a saber, el tiempo y el espacio, no operaban en el inconsciente, hacía evidente que no hay una temporalidad lineal que pueda permitirnos pensar en una “espacialidad” del inconsciente, sino que, más bien, todo lo alojado en el inconsciente es “siempre siendo” y que la posible distancia entre un contenido o una representación no está determinado tanto por una temporalidad, sino por la lógica de la asociación de las representaciones en el inconsciente.

Siguiendo esta idea, se sigue que el tiempo del inconsciente es radicalmente distinto al de la definición clásica aristotélica del tiempo entendido como sucesión de partes en tanto un antes y un después. Vale más emplear para esa instancia (y el modo en que en ella se agrupan los contenidos) aquello que nos permiten los términos alemanes (utilizados por Heidegger (1889-1976), y también por Freud[1]) de Historie y Geschichte. Adolfo Carpio (1923-1996) afirma que “suele distinguirse en alemán entre Geschichte e Historie: el primer término designa la realidad histórica, los hechos históricos; el segundo, la ciencia histórica. Geschichte proviene del verbo geschehen, ‘acaecer, suceder’. Ahora bien, el acontecer es para Heidegger primordialmente el del ser: la historia (Geschichte) es la forma cómo el ser acontece. […] Si la historia, pues es para Heidegger la historia del ser, Historie se refiere a los datos y relaciones cronológicas que ocupan al historiador”.[2] De este modo, se entiende que no es posible una Historie del inconsciente, ya que en él lo sido es “siempre siendo”.  Esto es lo que se hizo evidente desde el inicio de la clínica psicoanalítica y que Freud se esforzó por sistematizar a través de sus más tempranos escritos sobre el modo como se alojan los contenidos alrededor de un núcleo (kern) traumático: no pertenecen al pasado remoto del sujeto, sino que lo traumático es “siempre siendo” y puede tener una efectividad aún mayor en el presente que en momento en el que aconteció.

La anticipación del artista a la compresión de estas dificultades la puso en evidencia Carlos Fuentes (1928-2012) con “Aura”.[3] Presentando un cuento escrito en segunda persona, despliega un tiempo oracular en el que las cosas ocurren al tiempo que se pronuncian y nombran. En el padecimiento que agobia al protagonista, de profesión historiador, se lee que no es éste un conflicto pasado, sino uno actual, sobre el que recaen los deseos de sus antepasados. Para el protagonista, es el estar realizando un trabajo de historia lo que le sirve para no recordar: es el hacer historia lo que le impide hacer memoria. Dedicado a escribir la historia de otros, el protagonista no sabe que lo que investiga lo implica a él. Es en el viaje que emprende que encuentra su propia memoria y recuerda que esos hechos se abrazan íntimamente a la historia de su ser. Solo el encuentro definitivo con el núcleo de su trauma le permitirá inscribir un nuevo modo de relación con el tiempo en el que aísle su propio deseo de aquello que hasta ahora solo ha sido el deseo de los otros en él.

 
Notas:

[1] Cf. Freud, Sigmund. (1939 [1934-1938]) Moisés y la Religión Monoteísta. (1955) Sigmund Freud Obras Completas. Traducción directa del alemán: José L. Etcheverry. Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1989, v. XXIII, p. 1-132.
[2] Fernández Couto, Rogelio. Heidegger en la Estructura del Pensamiento Psicoanalítico. Buenos Aires: Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, 2002, p. 13.
[3] Fuentes, Carlos. (1962) Aura. Colombia: Norma, 2003, p. 47.

 
Imagem: Cláudio Etges | A tecelã | [s.n.t.] | divulgação

Miguel Gutiérrez-Peláez, PhD, es director del Programa de Psicología de la Universidad del Rosario, en la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud (Bogotá, Colombia), donde dirige la revista Avances en Psicología Latinoamericana. Es miembro fundador del Centro de Estudios Psicosociales (CEPSO) y miembro del Grupo de Estudios Interdisciplinarios sobre Paz y Conflicto (JANUS) de la misma universidad. Psicólogo de la Pontificia Universidad Javeriana (PUJ, Bogotá, Colombia), es magíster en Psicoanálisis y doctor en Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA, Buenos Aires, Argentina). Psicoanalista miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) y de la Nueva Escuela Lacaniana (NEL), es secretario para Colombia de la Asociación Mundial de Rehabilitación Psicosocial (WAPR).